día de furia parte dos sus inicios

El estado descidio reprimir a través de un raro estado de emergencia civil, cuya dictacion corresponde a catástrofes. Otra contradicción viseral de un presidente sordo que dirige el estado como si fuera una empresa más de su propiedad.

Se sumaron muchos manifestantes pero también un actor fuertemente rechazado en la oposición chilena, los militares, grupo social que solo se sirve a si mismo que es capaz de robar más de dos mil millones de dólares que son descubiertos cuando un soldado puedes más de doscientos millones de pesos en un casino, todo obviamente el mismo día...

Con los militares en la calle llegaron los muertos, y se reprimió pero no sé controlaron los saqueos que evolucionaron a provocar a los militares en su cara y se podía observar durante el día grupos de carros blindados amedrentando a la sociedad civil. Pero en la ciudadanía observo que los militares no protegían "objetivos estratégicos" y no repriman a los saqueadores...solo los observaban...les permitían robar, pero por reprimía por violar el toque de queda.

Hay varios juicios y demandas contra militares por torturas o violaciones de derechos humanos aún en etapa de investigación.

La presión interna e internacional devolvió a los militares a sus cuarteles, pero el movimiento social continuo y se volcó a sus artistas más violentas...

Solo cambios cosméticos a implementado el actual gobierno. Revertir la alza de tren subterráneo y propuestas inespecíficas al cambio de la carta fundamental de la sociedad chilena.

Parece ser evidente que en esta etapa de las movilizaciones las declaraciones del mandatario por ser tan poco específicas generan más desconfianza debido a que para aceptar las buenas intensiones debe existir confianza y el gobierno y en especial el presidente a jugado un rol de distractor más que de catalizador.

Quién podría pensar que el presidente que pobló el palacio de gobierno con familiares de confianza no regula cada paso que da el estado en pro de controlar la crisis social que enfrenta.

Es claro que el grupo gobernante ni sabe escuchar las demandas sociales y acostumbrado a manejarlas comunicacionalmente o minimisandolas, descalificandolas o demonizandola, métodos que hoy ya no son efectivos ni son tranquilizadores para nadie ni para la derecha chilena. Diputados y senadores de derecha siguen manteniendo en su fuero interno el autorismo propio de la dictadura.